tilizando el criterio más comúnmente admitido en la UE
se consideran pobres todas aquellas familias y personas que se sitúan económicamente por debajo del «umbral» del 50% de la renta media disponible neta en el conjunto del Estado.

En concreto en España ronda el 19.4% de los hogares están en esa situación.

CIFRAS DE LA POBREZA EN ESPAÑA

De acuerdo con esta definición de familias y personas, en España hay 2.192.000 familias en las que viven 8.509.000 personas que viven bajo el umbral de la pobreza.

A la vista de estos datos, es necesario:

  • Establecer los lazos de conexión y causalidad existente entre desigualdad económica y social, y la pobreza.
  • Describir, hasta donde sea posible, la influencia, o no, del crecimiento económico en la desaparición paulatina de la pobreza.
  • Distinguir claramente la pobreza económica de la pobreza sociológica por más que una y otra se den simultáneamente en las mismas familias y personas.
  • Descubrir, por fin, los colectivos de personas pobres en peor o mejor situación relativa, como por ejemplo, mujeres pobres solas o con cargas familiares, niños pobres sin escolarizar, jóvenes pobres y parados, etc.

CARACTERÍSTICAS DE LA POBREZA EN ESPAÑA

La tónica dominante de la pobreza como fenómeno social es la gran heterogeneidad de situaciones existentes tanto a nivel geográfico como a nivel de subcolectivos que por diversos factores pueden distinguirse en el mundo de los pobres.
Es preciso, con todo, hacer un esfuerzo analítico que apunte a esbozar las características comunes más llamativas que se dan en la pobreza de todo el Estado:

  • Para empezar hay que decir que la «extensión» de la pobreza (tasas sobre 100) en familias y en población (19.4% de hogares; 22.1% de población) es superior a la media Europa (15%) y sólo inferior a la existente en Portugal y Grecia entre los países de la UE, midiendo siempre la pobreza bajo el umbral del 50% de la RDN (Renta de Distribución Neta).
  • Este hecho de la «extensión de la pobreza» tiene mucho que ver con la desigual distribución de la riqueza aún existente entre nosotros y con el diferente crecimiento y desarrollo económico, que adquiere diferencias de grado en el interior de cada Comunidad Autónoma o Provincia del Estado.
  • Un hecho llamativo es el del proceso acelerado de la juvenalización de la pobreza. El 44.1% del total de los pobres de España tienen menos de 25 años. Son niños y jóvenes.
    Esto sucede sobre todo en los grados más graves de pobreza. En la pobreza extrema (-15% de la RDN), por ejemplo, más del 65% del colectivo (unas 347.500 personas) tienen menos de 25 años. En el conjunto de los pobres severos (1.739.800 personas) el 53.2% son jóvenes o niños: 926.600.
    Este aspecto es tan grave que merecería conocer más en profundidad lo que está sucediendo con la juventud y la infancia en España, y sobre todo con el pronóstico del futuro de este sector no sólo para denunciar el hecho sino para arbitrar actuaciones y políticas sociales que mejoren, al menos en parte, esta situación.
  • Otra característica particularmente seria y grave es la de la incidencia de la mayor dimensión de la familia (familias numerosa o numerosísimas) en las peores situaciones de pobreza. Casi la mitad de las familias de más de siete miembros, entre los pobres, están en la pobreza severa y su grado de malestar es mucho más grave que el de las familias de dimensión media (3.8 miembros). Por otras razones también tiene connotaciones de mayor malestar la situación de las personas pobres (generalmente mujeres mayores) que viven solas.

RECURSOS PARA LOS SIN TECHO

Para llevar a cabo esta tarea, se dispone de un presupuesto bastante reducido. En una estimación generosa, se puede decir que en España se emplean alrededor de 10 mil millones de pesetas al año en atender a las personas sin hogar. Esto significa que la red dispone de entre 2.400 a 3.100 pts al día por persona sin hogar para cubrir todos los gastos: que van desde la comida, la ropa y el alojamiento, a los gastos generales de mantenimiento y de personal.

Los fondos públicos apenas cubren el 54% de esta cantidad ya de por sí bastante exigua, el resto ha de obtenerse gracias a la generosidad de los particulares (42%) e incluso de las aportaciones que realizan los propios afectados (1,1%), cuya contribución es prácticamente igual a la que realizan las empresas (1,25%). Hoy por hoy, en este país, los frutos del marketing con causa y de las donaciones con fines sociales, no suelen ir destinados a remediar la situación de los excluidos más cercanos, cuya presencia y proximidad parece más incómoda e indeseable que la de otros grupos sociales carenciados con mejor «imagen» o más distantes geográficamente, por lo que suele fluir hacia otras agencias y organizaciones, especialmente hacia las que se ocupan de proyectos de cooperación internacional.